VII - La prostitución como modo de vida

Yo quería, por cierto, que esto tuviera alguna clase de hilo conductor. O que al menos resultara mínimamente interesante... Qué digo; querría que, simplemente con trasladarme al papel, consiguiera el mejor de los psicoanálisis: adelantado en el tiempo, exultante de originalidad y todas esas papanatas... Pero qué queréis que os diga, soy el primero a quien esto no le parece más que una mierda. ¿Para qué engañarnos? ya pasamos demasiado tiempo a lo largo del día fingiendo. No se trata de falta de autoestima, sino de sinceridad.

Y hablando de esto: creo que si le dijera a la gente de mi alrededor lo que opino de ellos me quedaría -aun más- solo. Se suele decir y hasta aceptar que todo el mundo es único, valga la paradoja; que somos especiales, que tenemos algo bueno que mostrar al mundo, y nosotros nos lo creemos: "¡qué buena gente soy! ¡y qué listo...!". Hipócritas consigo mismos con aires de grandeza. No te preocupes si no te identificas con este triste estereotipo: casi nadie lo hace. Tranquilo; puedes seguir creyéndote un triunfador.

Pero, ¿no os parece graciosísimo cómo cambiamos el sentido a las palabras? Irónicamente, en la actualidad triunfador y sus sinónimos sociales tales como satisfacción suelen tener el mismo significado que ser puta. Les explico: tener éxito significa condescender para con un modo de vida basado en la falsedad. El principal requisito para el éxito es, sin lugar a dudas, la capacidad de engañar. Necesitas saber mentir tan bien que hasta te creas tú mismo tus engaños. Así, mientras aceptas cualquier cosa y se te pasa la vida sin disfrutar, entre relaciones falsas y apego a nada importante, finges que te gusta. Como las putas. Tener éxito significa sonreír mientras tragas mierda y se te va la vida.

Pero no os creáis que yo me creo superior: no llego ni a fracasado. Nada de esto me parece original; sólo se trata de un vómito más tratando de alzar la cabeza sobre el objeto de la crítica, manipulando el complejo de inferioridad para aparentar que uno es diferente. Y todo con el único objetivo de poder gustar a otro autómata y añadir algo de emoción a una vida aburrida como la de cualquiera, teniendo sexo y llegando, quizá, un día en el que cumplamos con nuestro objetivo biológico y tengamos un hijo que continúe con nuestra absurda cadena de esperma y sangre.